Para todos, en algún momento, llega el día, el día que sientes que te ha caído el veinte más grande de tu vida, lo sabes, te da vueltas en la cabeza hasta marearte, hasta hacerte volver el estomago.
El día de hoy es el cumpleaños de mi hija Victoria, ha llegado a los cuatro, y justo el día de ayer la vi, mientras discutía con su madre por los recibos por concepto de alimentación, el día de hoy, no.
Recién me he tomado medía botella de Brandy, solo Dios sabe lo que la he extrañado, me duele no poder hacerle saber cuando le extraño, y felicitarla, es algo verdaderamente difícil. Sin duda pocas personas conocen mi sentir, y deseo, francamente, ser el último en saberlo.
El día de hoy, justo hoy, recordé el día que la conocí. Estaba preocupado por la carga del teléfono, quería a toda costa tener algún respaldo, alguna foto.
Dormí un par de días en el hospital, bajo las bancas, cada cierto tiempo las enfermeras salían a dar informes sobre las pacientes que estaban en dentro, cada cierto tiempo tras la multitud esperando escuchar el nombre.
Cuando por fin hubo oportunidad, cuando finalmente era mi turno de pasar a la zona de recuperación, llegué hasta donde un ambulante de papas, le pedí cargar mi teléfono temporalmente, y subí, casi entre sueños, casí flotando, y sin saber como estaba ahí, entré por la puerta y la vi, ella estaba a mi izquierda, entre sábanas, tomé las pequeñas prendas, mientras me preguntaban, ¿estás seguro que tu quieres revestirla?
-contesté- sí.
Vestí una muñeca. Era tan pequeña. Tenía miedo... se veía tan frágil. No estaba seguro del tiempo, era nada, y era todo. Un instante y una eternidad a la vez. La tomé contra mi, y no sabía si estaba consciente o soñando, era otra cosa que no sé aún describir.
Desde entonces todo ha sido tan difícil, demasiado, Jamás lloré tanto por nadie.
El día de hoy en particular. Victoria, no sé, no tengo capacidad... y me duele no estar contigo, pero debes de saber que no es cosa mía. Estoy en mi casa verdaderamente deshecho, y no es por nada más que por tí. Deseo que lo entiendas bien. De verdad, no es cosa mía. No tienes idea de lo que pasé hoy. Mi primer día en los separos, por llevarte un pastel, uno que creí que te gustaría, francamente ojalá y sea así.
Te quiere mucho tu papá.
saludos y muchos besos.
Una mirada al mundo ordinario, a través de mi. Sigue siendo ordinario, sin embargo único.
jueves, 16 de enero de 2014
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